SI AMAS LA VIDA TANTO COMO YO, !!SIN DUDA ESTE ES TU SITIO!!
Cuando crezcas, descubrirás que ya defendiste mentiras, te engañaste a ti mismo o sufriste por tonterías. Si eres un buen guerrero, no te culparás por ello, pero tampoco dejarás que tus errores se repitan.
Hoy 2 de agosto, nos trasladamos al
Pirineo Aragonés a realizar el descenso de un barranco ya conocido por todos,
el Formiga, ubicado en la Sierra de Guara en la provincia de Huesca.
La idea es realizar el barranco y
posteriormente trasladarnos hasta el Pirineo Catalán a realizar la subida de la
Ferrata Regina (Alto Urgell).
Nos habría apetecido más realizar
un barranco algo más largo como los clásicos Gorgas Negras o Mascún, pero
contamos con muy poco tiempo y esta ha sido nuestra elección final.
Hace 20 años era raro encontrar a
alguien en estos lares, pero la proliferación de este deporte se ha masificado
de tal manera que, raro es no encontrarse con una autentica romería.
Es una pena porque a este paso o lo
regulan de algún modo o vamos a terminar
todos con el entorno.
Al llegar nos encontramos un total
aproximado de 40 personas delante, que tuvimos que ir sorteando poco a poco
montando rapeles secundarios y en algún paso con el mosqueo del personal. Instructores
que llegan a estos barrancos con grupos totalmente nóveles que ni siquiera han
rapelado nunca y por consiguiente, tienen que ir explicando e instruyendo sobre
la marcha, con el inoportuno retraso de todo el personal.
Vamos una vergüenza,
porque lo mínimo que tenían que hacer es explicarles lo básico en el camping de
turno o al pie de la carretera, antes de llevarlos al cañón.
Cabe destacar la limpieza de todo
el barranco. Se ve que al menos el personal está concienciado y no arroja
desperdicios a los que estamos desgraciadamente
acostumbrados a ver en otros sitios (papeles, latas, bolsas con basura, etc.). ¡Felicidades
a todos los maños por cuidar el monte de esa manera! .Son sin duda un ejemplo a
seguir.
En este descenso se suele tardar
unas dos horas y media en total aproximadamente, y con todo el follón que había
organizado lo acabamos en 4 horas.
El nivel de agua que encontramos,
era aceptable para el mes en el que nos encontramos, aunque un poco escaso
comparado con otras temporadas en la que lo hemos visitado (febrero, marzo, y abril,
que para mí son los mejores meses para bajarlo).
El agua fresquita que se agradecía
con el calor reinante, aunque bastante turbia y movida por el descenso de todos.
Aquí os dejo el video con las fotos
que realizamos., esperando que os gusten.
Como cada año, y para no perder la costumbre, hemos decidido hacer una
visita a la Vía Ferrata de Oliana, popularmente conocida como Ferrata Regina,
situada en el Alto Urgell y muy cerquita de Andorra.
Sin lugar a dudas, es la Vía Ferrata más larga, bonita y exigente que
hemos realizado. El recorrido se encuentra perfectamente equipado, aunque sí
que hemos notado que ya va haciendo falta que algún equipo la repase porque
algunos de los tramos de la línea de vida se encuentran deteriorados o han
desaparecido por alguna caída o mal uso de la misma.
El recorrido es severo y tardaremos unas 6 o 7 horas en realizarlo, por lo que solo es
aconsejable que solo se aventuren a hacerlo personas con una cierta preparación
física.
Esa mañana salimos de Zaragoza con dirección a la Sierra de Güara para realizar
uno de sus barrancos, el Formiga, donde nos encontramos con toda una romería de
barranquistas. La gran mayoría era gente inexperta que retrasaba a todos los
que descendíamos el barranco, por lo que la bajada se retrasó más de lo
esperado. ¡Qué le vamos a hacer!... cuando uno está de vacaciones hay que dejar
las prisas aparte y armarse de paciencia.
Una vez realizado el barranco, continuamos nuestra andadura hasta
Oliana; un pueblecito que da nombre a la Vía Ferrata Regina.
Tras cenar y tomar algo fresquito, sobre medianoche, nos dirigimos al pie de la
vía con intención de acampar por sus inmediaciones, pero en vista de que era
viernes y que se preveía otra romería de ascenso a la vía la mañana siguiente,
se nos calentó la boca y decidimos aventurarnos a realizar el primer tramo de
la vía esa misma noche.
Creo que nadie lo ha intentado antes por lo que decidimos aventurarnos
y dejar nuestro sello en las piedras de esa vía que es, sin duda para nosotros,
la más hermosa Vía Ferrata de todo el país.
Con el cansancio del viaje de Almuñécar a Zaragoza del jueves y el
descenso del barranco de Guara a nuestra espaldas el mismo día, preparamos las
mochilas y todo el material necesario para emprender la ascensión.
Frontal, saco, esterilla, funda de vivac, abrigo, 3 litros de líquido
por persona, bocadillos, desayuno, etc.
Las mochilas pesan más de lo que esperábamos pero es el precio que se
ha de pagar para este desafío.
Comenzamos nuestra aproximación hasta la pared por el sendero de
costumbre, sendero que perdemos durante la subida adentrándonos en un bosque
espeso que nos hizo perder casi una hora. Nos toca retroceder sobre nuestros
pasos hasta hallar nuevamente el camino que lleva a la pared.
La luna está casi llena, pero nos encontramos en la cara oculta por lo
que de nada nos va a ayudar hasta que lleguemos arriba.
No es lo mismo realizar la vía de día que de noche, eso es obvio, y
entre el sobrepeso y el cansancio acumulado, pronto notamos los efectos en
nuestros brazos y piernas.
Uno de los frontales se nos apaga, pero como somos previsores
improvisamos otro de circunstancia que nos saca del apuro; menos mal, porque si
nos quedamos sin luz subiendo habríamos tenido serios problemas.
Por fin, llegamos al final del primer tramo sobre las 03:00 de la madrugada.
Más tarde de lo esperado, pero la noche es lo que tiene, y decidimos hacer cima
en la aguja situada al sur del puente tibetano.
Yo recordaba que había una pequeña explanada arriba, pero para nuestra
sorpresa nos encontramos con un pequeño pedregal donde echar nuestros cansados y
doloridos cuerpos, junto al hito central de la aguja.
La luna estaba casi llena y brilla con todo su esplendor, reflejada
sobre las aguas del pantano. Ha merecido la pena sufrir durante la subida para
poder contemplar estas vistas por la noche. Ante nosotros, la Vía se eleva
majestuosa marcando su perfil calizo y observada distante por su guardiana
nocturna y brillante.
Nos recostamos en nuestros sacos entre unas piedras para no caer al
vacío y allí dormimos hasta las 06:00 de la mañana, hora en la que comienza a amanecer.
Nos deleitamos con el paisaje hasta las 09:00, que es cuando aparecen
los primeros vehículos en el aparcamiento que avistamos a lo lejos. La romería
de gente empieza a llegar, pero les llevamos una gran ventaja y no es de
preocupar. Desayunamos tranquilamente, recogemos y nos acordamos de todos
aquellos que no están aquí arriba junto a nosotros (mujeres, hijos y amigos) para
contemplar todo lo que teníamos el privilegio de ver.
El resto de la vía lo hacemos muy tranquilos, regresando al coche sobre
las 15:00 de la tarde. Noche visitando Zaragoza y de vuelta a Almuñécar el
domingo, a nuestros quehaceres diarios.
En resumen, una experiencia inolvidable que aconsejamos a tod@s los
amantes que, como nosotros, aman la naturaleza y nuestra Tierra.
Sin duda que volveremos a visitarla el día de mañana…
Entrada al barranco: Salir de Canillas en dirección al pueblo de Sedella.
A unos 3 kms de Canillas se llega a un área recreativa que se llama "La
Rahige".Dejar el coche allí porque es el punto de salida y de
llegada. Buscar un sendero que sale cerca de los aseos del Área
Recreativa . Seguir ese sendero bien marcado por una cuesta muy pronunciada
hasta llegar a una caseta de mampostería.
Allí encontraremos la acequia que nos
llevará hasta la cabecera del barranco. El sendero en algunos sitios pasa por
lugares con unas vistas aéreas muy guapas, Pasando por unos cortados protegidos
por barandas.
A la derecha nuestra quedará el río y según vayamos andando éste
y el camino se cruzarán junto a otra caseta. Allí es la toma de agua de la
acequia sobre la que hemos venido caminando. Es el comienzo evidente del
barranco. Total de caminata: Unos 35-40 minutos con paradas para tomar las fotos.
Es un barranco muy facilito, con destrepes y pequeños rapeles.
El agua aparece y desaparece constantemente bajo tierra. Hemos echado en falta
un poco de agua, ya que para nuestro gusto algo insuficiente en esta época del
año, y más aún con la escasez de lluvia que hemos tenido todo el año.
He leído por ahí que en este barranco se desarrolla el
campeonato de Andalucía de descenso cañones y barrancos cada año, lo cual me ha
dejado un poco perplejo, ya que este barranco no tiene gran atractivo y es un
barranco de iniciación. Desde mi punto de vista existen otros barrancos en la
zona que se lo tendrían mucho más merecido.
Es un barranco cortito, y con un bello entorno
paisajístico, pero no es de los barrancos que yo repetiría. Quizás tras una
crecida sería mucho más interesante. Los rápeles son cortitos y muy facilitos y
hay una ausencia de saltos en todo el recorrido.
Salida del barranco: se llega a una pequeña represa y se sale allí mismo.
20 metros más adelante está la carretera y el puente que la cruza.
Material: En verano desde luego no hace falta el neopreno para
nada, sería un error llevarlo por el calor y la escasez de agua El agua eso sí,
limpia y cristalina
Época: Todo el año
Dificultad: baja salvo que suba mucho el nivel del agua. Su
duración es de unas dos horas.
No se van en trenes con maletas de cartón pero llevan sus bienes más preciados: un portátil, un móvil de última generación regalado por un familiar o conseguido a base de una lucha de puntos sin cuartel.
Suelen tomar un vuelo de bajo coste, cazado pacientemente en las redes de Internet. Se van a hacer un máster, o han logrado una mal llamada beca Erasmus que costará a la familia la mitad de sus ahorros. Otras veces van a hacer de au-pair, de auxiliar de conversación, o a cualquier trabajo temporal.
La familia va a despedirlos a la puerta de embarque y mientras se alejan disimularán unos su pena y otros su incipiente desamparo. "Es por poco tiempo -se dicen-. Dominarán el idioma, conocerán mundo... Regresarán en pocos meses".
Hasta hace poco era un privilegio de los nuevos tiempos que les permitía gozar de una libertad sin límites, de un mundo sin fronteras, de una capacidad casi infinita de aprendizaje...
Hasta que llegó la crisis y la maleta pareció distinta, la espera en la fila de embarque más embarazosa, la despedida más triste y el fantasma de la ausencia definitiva más cercano.
No. No llevan maletas de cartón, ni hay aglomeraciones en el andén de la despedida. No se marchan en grupo, sino uno a uno.
Aparentemente nada les obliga. Ha sido una cadena invisible de acontecimientos. Estuvieron allí hace unos años, o tienen una amiga que les ha informado de que puede encontrar algún trabajo con facilidad. No pagarán mucho, eso es seguro, pero podrán ganarse la vida con cierta facilidad...
A fin de cuentas aquí no hay nada. Y se marchan poco a poco, sin alboroto alguno. Un goteo incesante de savia nueva que sale sin ruido de nuestro país, desmintiendo la vieja quimera de que la historia es un caudal continuo de mejoras.
No hay estadísticas oficiales sobre ellos. Nadie sabe cuántos son ni adonde se dirigen. No se agrupan bajo el nombre oficial de emigrantes. Son, más bien, una microhistoria que se cuenta entre amigos y familiares. "Mi hija está en Berlín", "se ha marchado a Montpellier", "se fue a Dubai" son frases que escuchamos sin reparar en el significado exacto que comportan.
Escapan a las estadísticas de la emigración porque suelen tener un nivel alto de estudios y no se corresponden con el perfil típico de lo que pensamos que es un emigrante.
Quizá en las cuentas oficiales figuren como residentes en el extranjero, pero deberían aparecer como nuevos exiliados producto de la ceguera de nuestro país.
En los tiempos de crisis que detallan cada euro gastado nadie computa los centenares de miles de euros empleados en su formación y regalados a empresarios de más allá de nuestras fronteras con una torpeza sin límites, con una ignorancia sin parangón. Menos aún se cuantifican el esfuerzo de sus familias, las ilusiones perdidas y sus sueños rotos en mil pedazos.
No llevan maletas de cartón, pero componen un nuevo éxodo que azota especialmente a Andalucía, que dispersa a nuestros jóvenes por toda Europa y gran parte del mundo, que nos priva de su saber, de su aportación y de su compañía. Pero, aparentemente nadie se escandaliza por esta fuga de cerebros, lenta pero inexorable, que nos privará de muchos de nuestros mejores talentos.
Nadie protesta por esta nueva oleada de exiliados que son una acusación silenciosa del fracaso y de engaño. Se van en silencio por el túnel de embarque en el que les alcanzará la melancolía por la pérdida temprana de su tierra.
No son, como dicen, una generación perdida para ellos mismos. No son los socorridos ni-nis que sirven para culpar a la juventud de su falta de empleo. Son una generación perdida para nuestro país y para nuestro futuro. Un tremendo error que pagaremos muy caro en forma de atraso, de empobrecimiento intelectual y técnico. Aunque todavía no lo sepamos.
Habría que añadir: Y mientras tanto el país se nos llena de gente ajena a nuestra cultura, sin educación y sin formación, que no van a aportar nada a nuestra sociedad como no sea generar gastos en el mejor de los casos, aunque por desgracia vemos cada día, que no sólo eso, sino elevar nuestros índices de delincuencia, con el mirar para otro lado de la gente, la demagogia barata de los buenistas, la avaricia de muchos empresarios que los ven como mano de obra barata y sumisa y la inacción responsable y hasta criminal de nuestros gobernantes.
Otros venidos del lejano oriente, como auténticas termitas, se van poco a poco y sin ruido, apoderando lentamente del país.
Bueno, aquí os dejo otra de las Ferratas que hemos encontrado en la provincia de Málaga, comn lo que nuestro reto de completar todas las ferratas de Andalucía ya está más cerca.
Se trata de la Ferrata del Camorro Alto, ubicada en las proximidades de Antequera. Una ferrata exigente con algún que otro paso delicado.
Completita y con un atractivo final muy particular, una pequeña tirolina que añade valor a esta antigua Vía.
Le haría falta alguna reformilla porque los años ya se notan en ella, pero en general está bien.
Comienza con un tramo algo exigente que está entretenido y representa un filtro para la gente inexperta, lo cual no está mal para evitar posibles sorpresas y accidentes.
El acceso a la Vía no está indicado, y para llegar a ella hay que llegar hasta Antequera en coche buscar la carretera del Valle (la misma que lleva al Torcal).
Al poco de salir de Antequera tomamos un cruce a la derecha, en dirección al Valle de Abdalajís, donde hay un cartel indicativo anunciando el “Lobo Park” (veremos los dos carteles).
Al poco, nos encontramos un camino ya de tierra a la izquierda con un cartel donde pone Camino de las Escaruelas, pero cerrado al tránsito de vehículos mediante una cadena. Desechamos esta pista y continuamos por la carretera un kilómetro más aproximadamente, hasta la próxima la próxima pista de tierra que sale a nuestra izquierda, identificable por un grupo de buzones que hay justo al pie de la carretera con otro cartel como el anterior donde leemos neuvamente “Camino de las Escaruelas”.
Tomamos la pista en muy buen estado para turismos, y llegamos hasta el final, siguiendo siempre la pista principal, y dejamos el coche junto a una granja de ovejas y cabras., al pie del Camorro. (Justo al final de la pista).
Una vez allí, el acceso es rápido, tomando una senda que da continuidad a la pista de tierra que traíamos junto a una valla de ganado.
Caminamos junto a la valla por su lado izquierdo y la cruzamos poco más adelante atravesando una pequeña cerca (puerta pequeña). Esta senda nos conducirá subiendo entre piedras de caliza y cantaleras hasta la falda del Camorro donde transcurridos unos 300 metros encontraremos la entrada a la Vía. Es importante no despistarnos para no pasar de largo, ya que pasa inadvertida.
El punto de referencia de la entrada a la Vía es un picacho o gendarme aislado con un corte en el centro. Antes de llegar a él encontramos la vía a nuestra izquierda orográfica subiendo entre las piedras unos 40 metros (cara norte del Camorro).
Una vez terminada la Vía, continuamos subiendo trepando entre los bloques de caliza (III Grado), hasta salir a un prado verde, que nos conducirá en descenso a través de un sendero pequeño hasta la cerca por la que pasamos en la subida, y desde aquí a donde dejamos el coche.
Tiempo invertido total, unas tres horas aproximadamente. Dificultad: Media alta. No apta para principiantes.